viernes, 14 de julio de 2006

2. La entrevista de trabajo

El iluminado fue a la entrevista de trabajo de una gran multinacional. Solicitaban un ejecutivo para Director Comercial que pudiera impulsar sus productos en esa zona frente a los de la competencia.
La entrevista la realizaba además del Director de Recursos Humanos el Gerente de Zona que era un ejecutivo joven aún pero curtido en mil batallas. Tenía fama de ser implacable y no haber perdido ningún combate y de haber cumplido siempre con creces los objetivos de la empresa. Ahora estaba pasando un mal momento, la competencia en la zona se había afianzado por una política de precios agresiva y por ello necesitaba un Director Comercial que le ayudara a frenar ese avance.
Cuando vio el Curriculum del iluminado albergo una gran esperanza: Licenciado en Ciencias Físicas y posteriormente en Economía Aplicada, Doctorado con una Tesis sobre análisis de tendencias y mercados. Master en Marketing y Dirección Comercial. Todo con Sobresalientes cum laudem.
Había escrito 12 artículos en revistas de Física y 27 en revistas de economía.
Sin embargo en su Curriculum no se mostraba trabajo alguno. ¿Cómo era posible que aquella joya no hubiese trabajado nunca?

Cuando entro lo observo de arriba abajo. Llevaba puesta una cazadora de moto, un pantalón de cuero negro y botas.
- Motorizado ¿no?. - Le pregunto para romper el hielo.
- Sí. - Contesto simplemente, sin añadir nada más.
- ¿Ha tenido usted algún trabajo desde que acabo su brillante preparación?
- Sí, claro pero no son dignos de mención para su empresa: He sido mecánico de motos y webmaster.
- ¿Y ahora?
- Ayudo a la gente.
- ¿Ayuda a la gente? ¿Cómo?.
- Ven conmigo y lo sabras.
- ¿Qué dice?
- Yo no quiero aportar nada a esta empresa, presentarme fue una escusa para conocerte.
La ayuda que puedo ofrecerte es enseñarte a perder.
- ¿Enseñarme a perder? Pero usted está loco.
- Sí. Hay tienes mi teléfono si te interesa llámame.
Saludandolos con amabilidad se dio media vuelta y se fue.
Cuando hubo salido el Director de Recursos Humanos que no había abierto la boca le dijo al Gerente.
- Que tipo tan extraño. Indudablemente está loco.
El Gerente no contesto.

Una vez en su casa reflexiono mucho. Ciertamemte no sabia perder, nunca lo había sabido, desde pequeño su única obsesión fue ganar en todo y a todos. Y se dio cuenta de que a pesar de que lo había conseguido era infeliz; es más se dio cuenta de que la raiz de su infelicidad estaba en no saber perder, puesto que siempre tenía que estar en tensión para ser el mejor y salvaguardar lo conseguido, siempre alerta y siempre en lucha.
Se derrumbo sobre el sillon cansado de tanta lucha y por primera vez desde que era pequeño lloro y lloro.

No hay comentarios: